domingo, 9 de junio de 2013

CAPÍTULO XII, Una despedida, 25 de enero.

Me sentía débil, acababa e matar a una persona a la que consideraba mi hermana. Ella tenía razón, era mi culpa, si no me hubiera ido podrían seguir vivos, mi madre seguiría viva, seguirían vivos y quizá podríamos haber escapado de este infierno. Pero ahora no lo sabré jamás.
Miré el cuerpo de Aly que yacía en el suelo, inerte, miré a Charlie que también la miraba con lágrimas en los ojos, alzó la vista y nuestras miradas se cruzaron.
-Deberíamos irnos.- Dijo el con voz ronca.
-Lo siento.- Dije mirando al suelo. -Siento que tus padres estén muertos... por mi culpa...-
-No ha sido tu culpa.- Dijo el tajantemente.-¿Crees que tu padre no lo habría hecho de estar tu aquí? Lo habría hecho.-
-Pero...-
-Déjalo, el único culpable aquí es tu padre.- Dijo el y se marchó de la habitación. Me senté en mi cama, y miré mi cuarto, destrozado, lleno de sangre.
Empecé a recordar como era todo antes de este infierno, apenas dos semanas antes todo era normal y un día te levantas y ves que el mundo poco a poco se está muriendo, pero que luego se levanta y va contra ti. Pero quizá el virus no se hubiera extendido por todas partes, solo se conocían dos lugares y los dos estaban muy separados entre si, quizá la humanidad no estaba perdida, sólo tenía que escapar de ese lugar, ver si el virus había traspasado fronteras, y rezar porque no fuera así.
Salí de la casa y vi como Charlie golpeaba algo con fuerza, corrí hacia el para ver que era, era Cloe.
-Charlie...- Dije conteniendo un grito, golpeaba con fuerza la cabeza de la niña, que casi estaba hecha puré en el asfalto.
-Se ha transformado.- Dijo el incorporándose.- Me ha atacado.-
Miré el cuerpo de Cloe, no parecía uno de ellos, su carne aún  no estaba de su color...
-¿Seguro?- Dije y me agaché a tocarla, su piel seguía caliente, si se hubiera transformado en uno de esos seres estaría fría.- Mientes.- Murmuré con rabia.- La has matado sin transformarse.- Charlie se quedó callado, me levanté y le empujé. -La has matado a sangre fría, has matado una niña.-
-Iba a transformarse.-
-Pero no lo hizo.-
-Sabías que  la habían mordido y aún así dejaste que viniera con nosotros, podríamos haber muerto.- Dijo el alterándose.
-¿Quien eres tu para decidir quien vive o muere? Era una niña.- Dije subiendo el tono de voz.
-Tengo derecho si se va a transformar en uno de ellos.-
-NO NO LO TIENES.- Grité.-Eres un monstruo.-
-Lo dices tu, que has matado a tu mejor amiga.- Contestó el.
-Eso ha sido un golpe muy bajo Charlie...- Dije.- Olvídate de mi, me voy sola, estaba mejor. No quiero volver a verte jamás.-
-No digas eso...- Dijo el intentado agarrarme del brazo.
-Ni me toques, eres una alimaña, te has convertido en un monstruo.- Dije apartándome bruscamente. -No me sigas.-
-Pero Jes...-
-Olvidame.- Dije y empecé a caminar por la carretera.
-¡JES! ¡NO TE VAYAS!- Gritó Charlie. -TE QUIERO.- Me paré, me giré y le miré.
-Si me quisieras, no habrías matado a una niña, sabiendo que yo he intentado salvarla.- Dije y continué caminando has que la voz de Charlie se fue apagando poco a poco.
Sabía que no iba a durar mucho sin armas, sin comida y con el frío, tenía que buscar un coche y así por lo menos estaría un poco protegida.
Caminé durante un buen rato hasta que encontré un coche abierto.
-Dios, que suerte...- Murmuré.- Vi que tenía las llaves en el contacto, cosa que me pareció demasiada potra pero no iba a desperdiciar una oportunidad así. Arranqué y me dirigí a las afueras, a huir de ese lugar para siempre...

No hay comentarios:

Publicar un comentario