martes, 11 de diciembre de 2012

CAPITULO IX, Huida, 25 de enero


Tropecé y me caí de nuevo me incorporé como pude y cogí el bate para defenderme, no había sido buena idea eso de salir de la casa.
Miré a mi alrededor en busca de una posible salida pero no vi ninguna. Los zombies estaban cada vez más cerca y parecían sentirse atraídos por la pequeña herida de mi rodilla que sangraba levemente.
El pánico empezó a apoderarse de mi, miraba a mi alrededor en busca de alguna salida pero no había nada, no quería pensar en que ese era mi fin. Que todo el esfuerzo iba a acabar así, no quería pensarlo pero la idea no se iba de mi cabeza. Convencida de que no saldría con vida de esa calle., caminé hacia los zombies agarrando con fuerza el bate, miré hacia la ventana donde estaban el hombre y la niña mirándome, no se movían, me miraban como si fuera un juego, como si fuera una gladiadora que tenia que luchar contra los zombies. Toqué mi espalda, tenía una pistola en la que quedaban más o menos 6 balas. Respiré hondo y corrí hacia los zombies, no podía fallar los tiros y gastar munición a lo tonto, me acerqué lo más posible a ellos y les disparé. Sus pútridos sesos se esparcían por mi ropa y el suelo, pero ya quedaban menos, unos 13. Cogí con fuerza el bate y empecé a golpearlos en la cabeza con todas mis fuerzas, vi como un grupo de 7 entraba en el portal del piso. Habían conseguido que la puerta cediera he iban a por el hombre y la niña. No me preocupé de ellos, tenia que matar a los que me seguían a mi pero cada vez tenia menos fuerzas, estaba gastando demasiada energía.
De repente escuché un disparo y uno de los zombies que me iban a atacar cayó al suelo, inerte. Miré a mí alrededor y me quedé perpleja al ver quien había disparado.
- Charlie.- Murmuré. Era el estaba vivo y me acababa de salvar. Disparó al resto hasta que no quedó “vivo” ninguno.
-¿Estas bien?- Preguntó el con una voz grave. 
-Si. -Contesté alterada y emocionada a la vez. Estaba vivo, era una alegría verle pero en ese momento no estábamos para bienvenidas ni saludos, debíamos salir de ahí.
-¿Tienes algún plan?- Preguntó el mientras disparaba a los zombies.
-En teoría iba a ese piso.- Dije señalando hacia donde vi al hombre y a la niña. En ese momento se escuchó un ruido de cristales rotos y una persona calló ante nosotros desde uno de los pisos.Retrocedí asustada y Charlie pegó un brinco.
-Dios santo, es el hombre que vi.- Dije con un hilo de voz.- La niña.-
-¿Que niña?-
-Había una niña con el.- Dije y miré al piso, se escuchó un largo grito y luego silencio. Corrí hacia la entrada del portal, quizá siguiera viva, quizá estuviera escondida en algún sitio.
Llegué al piso pero al entrar me atacó un zombie, me deshice de el como pude y le di con el bate. Miré a ver si había más zombies pero no había ninguno, aparentemente. -¿Hola?¿Hay alguien?- No obtuve respuesta, en ese momento Charlie entró por la puerta.
-¿Y bien?-
-Déjame buscarla.- Dije y empecé a buscar a la niña por las habitaciones pero no estaba. -No está.-
-Ya lo veo.- Contestó Charlie. -Veamos a ver si tienen comida, nos servirá.- Empezamos a buscar comida por los armario y justo cuando Charlie abrió uno de ellos se escuchó un grito de su interior. Era la niña.
-No me matéis.-Dijo llorando desconsolada. Charlie me miró y yo me dirigí hacia ella.
-Tranquila, no somos malas personas.- La dije para tranquilizarla y ella me abrazó.
-Mi padre...- Dijo llorando. -¿Donde está mi padre?- Miré a Charlie, no sabia como decirla que su padre había muerto.
-Lo siento, tu padre ha muerto.- Dijo Charlie.- Jes, debemos irnos.-
-Cojamos todo lo necesario y vayámonos.- Dije y empezamos acoger todas las cosas que nos pudieran servir. -¿Como te llamas?- Le pregunté a la niña mientras recogíamos.
-Cloe.- Contestó ella.
-Bien Cloe, coge todas tus cosas, te vienes con nosotros.- Dije y ella obediente se fue a recoger sus cosas. Miré a Charlie que me miraba mal. -¿Que?-
-No creo que llevarla con nosotros nos beneficie mucho.- Contestó el en voz baja.
-¿Quieres dejarla aquí? ¿En serio se te ocurre pensarlo?-
-Nos retrasará, y no se si te has dado cuenta de que tiene un brazo lleno de sangre.-
-Puede ser de su padre.- Contesté. -No vamos a dejar a esa niña aquí, asúmelo, viene con nosotros.- Terminé de llenar una bolsa y fui donde estaba la niña cogiendo sus cosas.
-Ya he terminado.- Dijo ella y me miró. En su mirada se podía ver que tenia miedo. Miré su brazo, en efecto, estaba lleno de sangre. 
-¿Me dejas ver tu brazo?- La pregunté tranquilamente, ella asintió. Me acerqué a ella y la miré el brazo.
La habían mordido.